14/07/2021 | Gestión del patrimonio inmobiliario
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A la hora de redactar un contrato de alquiler se pude pecar, en ocasiones, de un defecto de regulación que puede hacer que las partes entren en conflicto por no entender completamente las normas que aplican al alquiler. Por ello es importante redactar contratos completos que sean autoexplicativos y que no den lugar a interpretaciones opuestas.
Cuando los clientes nos piden que preparemos el contrato de alquiler de su vivienda, nos suelen decir la dirección y la renta mensual que han pactado, entendiendo que con eso ya existe un contrato de arrendamiento.
Efectivamente, con tan pocos datos es posible preparar un contrato de arrendamiento. Es más, en un arrendamiento de vivienda, ni tan siquiera es necesario determinar un plazo, puesto que la propia Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) ya establece en su artículo 9.2 que si no se ha determinado plazo, se entiende celebrado por un año.
Redactar un contrato de arrendamiento puede ser tan sencillo como escribir:
“Ticio alquila a Sempronio el inmueble en la c/ Mayor, 4, por una renta mensual de 200 €, para que lo use como vivienda propia.”
Efectivamente, vemos como el texto propuesto es un contrato de arrendamiento:
identifica a las partes,
el objeto,
determina una renta ; y
por omisión, establece el plazo de duración del arrendamiento.
Pero además, sabemos que supletoriamente aplicará la LAU, por lo que en apenas una línea hemos redactado un contrato de arrendamiento válido.
La principal fuente de litigios son los contratos que admiten diversas interpretaciones por no regular las cuestiones de forma clara y completa.
Pero en la interpretación de los contratos es tan importante lo que se dice como lo que no se dice, y es importante que las dos partes implicadas entiendan lo mismo cuando leen el documento. Un contrato de dos líneas como el anterior es un claro ejemplo: todo el régimen legal del contrato no se recoge expresamente, por lo que exige un profundo conocimiento de la Ley. Para entenderlo, tenemos que saber la respuesta a estas preguntas, que tienen su propia regulación legal al margen del contrato y, no por ello, dejan de aplicarse:
¿Hay prórrogas?
¿Debe entregarse fianza?
¿Qué obligado cumplimiento tiene para cada una de las partes?
¿Quién paga los gastos de comunidad?
¿Quién se hace cargo de las reparaciones?
El contrato debe ser sencillo pero completo, estableciendo claramente los derechos y obligaciones de ambas partes.
Para poder hacer un arrendamiento completo, es necesario hacer un ejercicio por parte de todas las partes implicadas sobre lo que realmente desean hacer con el inmueble.
Desde este despacho creemos que los contratos, especialmente cuando regulan una relación a medio o a largo plazo como es un arrendamiento, deben ser sencillos de interpretar, lo que exige un esfuerzo en la redacción para hacerlo con un lenguaje claro y accesible, pero a la vez tienen que ser documentos completos, que regulen exhaustivamente los derechos y obligaciones de las partes, de tal forma que el contrato pueda entenderse por sí solo, sin que sea necesario acudir a fuentes externas para interpretarlo, ya que solo de esta manera ambas partes podrán estar seguras de que conocen exactamente a lo que se comprometen en el momento de la firma.
No dudes en contactar con nosotros si quieres que nuestros abogados expertos redacten tu contrato de arrendamiento.